PREFACIO
(a la tercera edición)
Hoy se cumple una década exactamente diez años y un mes desde el día en que por primera vez en mi vida lanzaba un libro (en realidad dos...) en público, y lo hacía aquí en Asunción, completando así la primera fase de un sueño largamente anhelado. Esos libros eran la primera edición del par Breve diccionario de la literatura paraguaya y Breve antología de la literatura paraguaya, concebidos y publicados juntos, como "hermanos gemelos" textuales que realmente lo son. Eso sucedía a fines de octubre de 1994. Luego, cuatro años después, salió la 2ª edición, con bastantes agregados en el Breve diccionario pero con un mínimo de cambios en la Breve antología. Y ahora, aquí estamos con la tercera edición de la antología que, por haber dejado de ser tan "breve", en relación a las dos primeras (ediciones), la hemos rebautizado con el simple título de Antología de la literatura paraguaya. Esta vez no aparecen juntos los dos tomos por razones de tiempo, porque todavía me falta bastante para completar y poner al día los datos bio-bibliográficas para el volumen del "diccionario" y, en particular, porque quería que la presentación de uno de estos dos libros "hermanitos" del juego coincidiera con la repatriación de mi padre a su patria soñada, regreso simbólico, claro está, ya que este retorno está sucediendo casi veinte años después de su fallecimiento en el exilio.
Expliqué en aquella ocasión en las "Palabras liminares" a la primera edición de Breve antología, que "hacía mucho que quería reunir en un volumen textos y nombres representativos de nuestra literatura, componer una especie de florilegio antológico de la imaginación literaria paraguaya", y que dicha Breve antología constituía la realización de aquel proyecto inicial, soñado, concebido y madurado desde lejos, en Estados Unidos, donde resido desde hace más de tres décadas, ya que entre mi sueño y su realización estaba, en esa época, la realidad de la dictadura y la del hecho de ser yo hija del enemigo número uno de Stroessner. Sin embargo, hoy, a una década de distancia de aquel primer doble fruto de un antiguo sueño, renace la Breve antología como Antología de la literatura paraguaya en una tercera edición, corregida, puesta al día y muy ampliada. Hemos agregado aquí a más de 25 autores y casi 90 obras (poemas, cuentos, piezas breves) con respecto al total de autores y textos incluidos en la edición anterior.
Como todo trabajo que implica seleccionar obras y autores de un gran número de posibles inclusiones y de los tres géneros tradicionales: poesía, narrativa y teatro, esta Antología de la literatura paraguaya refleja, indudablemente, cierta dosis de subjetividad y tiene, por lo mismo, inevitables limitaciones. Pero, como toda madre satisfecha y orgullosa de los logros de sus hijos, quiero creer que los de esta antología cumplen con un par de objetivos básicos: a) representatividad má-xima, en lo posible, de nuestra literatura bilingüe, para su difusión también máxima, intra y extra fronteras; y b) inclusión de autoras y autores de todos los tiempos con obras representativas de nuestro caudal poético, narrativo y teatral, incluyendo algunos ejemplos de poesía y teatro en guaraní (seguidos de sus respectivas traducciones al español).
Esta 3ª edición de Antología de la literatura paraguaya incluye a más de 90 autores y reúne más de 200 obras completas: poemas, cuentos (o narraciones cortas) y piezas teatrales breves. Por razones de preferencia personal y criterio editorial seguido en todas mis publicaciones antológicas, aquí y en Estados Unidos, no hay en esta antología textos parciales, capítulos o segmentos de novelas, por ejemplo, lo que también implica, lastimosamente, la exclusión de algunos narradores por suerte, relativamente pocos que deberían estar representados pero que por haber publicado sólo o mayoritariamente novelas o relatos muy largos, no lo están. He ahí una de las inevitables limitaciones de una antología de este tipo: que en un solo volumen aunque esta vez bastante aumentado trata de reunir obras representativas de los tres géneros tradicionales de la producción literaria nacional.
Y ahora sólo me resta dar gracias a todas las personas que con tanta generosidad me han brindado su tiempo, su ayuda y su apoyo con este proyecto. Realmente sería muy difícil, y tal vez imposible, preparar, armar y completar una antología de esta índole sin ayuda de nadie, y menos desde tan lejos, como sucede en mi caso. Es por eso que este libro ha necesitado y ha tenido la colaboración de mucha gente para llegar al hoy de su presentación pública. Y es a todos esos amigos, colegas, compatriotas y parientes que tan generosa y desinteresadamente pusieron sus granotes y granitos de arena para ayudarme en este trabajo a quienes colectivamente les digo: "Un millón de gracias y Dios se lo pague". A nivel más individual, inmensa e impagable es mi deuda con Guido Rodríguez Alcalá y Lita Pérez Cáceres, quienes leyeron, releyeron y corrigieron la última versión del manuscrito y me sugirieron cambios y agregados necesarios y, en algunos casos, indispensables. Agradezco también profundamente la valiosa colaboración de Dirma Pardo Carugati y una vez más la de Lita y la de Guido, quienes acudieron a ayudarme en momentos cruciales de la preparación del manuscrito, y hasta último momento, facilitándome datos esenciales para poner al día tanto las entradas individuales de los autores representados como los panoramas genéricos incluidos para el ensayo, la narrativa, la poesía y el teatro y con los que cierra esta antología. Igualmente, mis más sinceros aguyje (gracias) y de paso, ¡feliz cumpleaños! a Alejandro Gatti por permitirme usar su máquina de fax en todo momento y a toda hora (incluso en fines de semana) para pasarle mis penúltimas y últimas correcciones a Gilberto Riveros Arce, a quien debo otra gran dosis de thanks y muchas gracias por ser ya, desde hace mucho, personaje multívoco de mi trayectoria textual, pues en él se conjugan tipeador, diagramador, paginador y ¡hasta corrector! de mis manuscritos.
Pero como no hay libro sin editor y, por lo tanto, no estaríamos lanzando hoy esta nueva Antología de la literatura paraguaya sin el respaldo editorial de Pablo Burián, director de El Lector, inmensa es también mi gratitud para con él y todo su equipo colaborador por el cuidadoso trabajo de edición y la publicación de esta nueva criatura textual de mis sueños. Por otra parte, actualmente tampoco se puede hacer mucho sin tener acceso a Internet o sin tener a algún guía que nos ayude a investigar y a reunir datos de las fuentes dispersas por la Red y a convertir archivos de un formato a otro, de word a page-maker, por ejemplo... Por lo tanto, otro billón de gracias a mi esposo Ray por todo eso y por mucho más. Sin la colaboración, la ayuda y el apoyo técnico, físico, moral y espiritual de él y de todos los que de una u otra forma participaron en la preparación de este libro, y sin las muchas horas que mi sobrina y asistente, Inés Méndez, pasó conmigo cotejando textos durante mis tres semanas en Asunción este pasado agosto, no podríamos dar hoy la bienvenida a esta Antología de la literatura paraguaya que realmente necesitó de todos para llegar a ser lo que es: un florilegio literario de casi 500 páginas que ahora empieza a volar desde estos lares, llevando a conocimiento de lejanos y recónditos lugares los nombres y las obras de casi un centenar de autores y autoras de este pequeño país situado en el corazón de América del Sur: el Paraguay, mi tierra natal.
Teresa Méndez-Faith
28 de octubre de 2004